10 de enero de 2011

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EL IMBECILÓMETRO

Aunque ser imbécil es uno de los defectos más corrientes que le encontramos
a nuestros semejantes cada vez que los tenemos que enfrenta, al mismo tiempo
es de los más difíciles de determinar, sea porque lo somos más que ellos
o por el grado la peligrosidad del que tenemos que lidiar.

A fin de hacer más armónica las relaciones genio-imbécil, gente-normal-imbécil, estúpido-imbécil, imbécil-imbécil y el dramático enfrentamiento imbécil-recontraimbécil, hemos desarrollado el llamado IMBECILÓMETRO digital,
uno de los sistemas más precisos que se hayan desarrollado hasta el presente
para saber quien sobrepasa el nivel de estupidez del común de las personas,
así como la manera de manejarlos desde el momento en que empiezan a hablar
o hacer algo que les han encomendado.

A pesar de existen métodos más o menos precisos para conocer el nivel mental
de nuestros interlocutores, desgraciadamente algunos de ellos son de difícil operatividad, como es el caso de los Test de Coeficiente de Inteligencia,
que supone casi media hora de preguntas y valoración de las respuestas,
La tabla de Stromb, que recomienda dejar hablar solo al interlocutor durante
el mayor tiempo posible para calcular el número de estupideces que dicen
por oración y por minuto.

Al contrario nuestro moderno sistema de chips con respaldo enciclopédico
y psicológico permite saber en tiempo real el quien es quien en el confuso
mundo del atraso mental.

SISTEMA OPERATIVO

El aparato está dotado de un cable con una mini aguja de fácil penetración
en los dedos o la oreja de la persona, según su gusto, y apenas este empieza
a emitir opiniones activa dos sistemas simultáneos de medición, el de grado
de imbecilidad neto y el de la peligrosidad del individuo. El medidor superior señala los distintos niveles de estupidez de que es capaz y el inferior cuan peligroso pueden ser las opiniones que emite el desdichado. Esta parte del aparato es de gran utilidad en el caso de gobernantes, ya que permite ver los peligros
que le puede causar a la sociedad donde gobierna, aunque es obvio que si tiene
un apoyo electoral mayoritario eso no importa porque todos son tan peligrosos
como él.

El equipo también trae un sistema de medición vía micrófono para los casos
en que el investigado no acepte que se le clave la aguja del medidor en el dedo
o en la oreja.
Las calificaciones son graduables y aunque usted mismo puede catalogarlas,
en el sistema las principales son: imbécil absoluto, imbécil peligroso, imbécil medio estúpido, imbécil perdido, imbécil increíble, imbécil imbecil, medio imbécil, y simple estúpido.

Para el grado de peligrosidad del individuo, además de los marcadores numéricos puntuales que los relacionan a personajes bastante conocidos, se han tomado
como parámetros los discursos de un presidente latinoamericano y tres africanos.